viernes, 19 de marzo de 2010

Un pequeñín pardusco sosegó mi soledad esta noche. Su balada, perfecta y aturdidora, avivó toda mi curiosidad. Como el canto de las sirenas atrayendo a los marines, me encontré persiguiendo ese chirrido particularmente familiar. Caminé, miré, busqué. En el lugar más impensado estaba escondido. Manifestándose como si feliz estuviera, por haber sido descubierto, avivó su entonación con mayor vehemencia. Allí estaba. Quietito. Detrás de mi retrete. Un grillo imponente desplegaba todo su talento sólo para mí…

3 comentarios:

  1. Increible el texto y el dibujo más aun...
    Simplemente genial!

    Saludos!!!
    Matias B.

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  2. Vívido dibujo de un ser mínimo, que alcanza un nivel de vida insospechado, en la visión de la artista que lo reinventa con el trazo ágil de
    su lápiz. Asimismo, bien lograda, oportuna, y con mucho ritmo, la anécdota que lo complementa
    Saludos.

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  3. Ellos cantan enigmas. Hermoso visitante has tenido.

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